Los rayos ultravioleta alfa (UVA) son los principales responsables de las quemaduras solares que, a corto plazo pueden provocar dolor y, con el tiempo, el envejecimiento e, incluso, cáncer de piel. El arma principal que tiene el cuerpo para defenderse de las radiaciones UVA es el pigmento de la piel, la melanina, que actúa como una barrera, absorbiendolos y dispersándolos.Que el color de una persona sea oscuro, se explica porque existe más melanina en las capas exteriores de su piel, aunque esto no le garantiza una protección total frente al efecto del sol. Muchos de los filtros solares que existen en el mercado contienen componentes que dispersan los rayos UVA de un modo similar a la melanina. Algunos de ellos incluyen aloe vera para hidratar la piel seca y dañada, y formar una pantalla protectora contra ellos.
El gel de aloe vera aumenta hasta en 8 veces la producción de las células responsables del colágeno natural. Todas estas propiedades favorecen la regeneración celular y, por este motivo, esta planta encuentra aplicaciones en la cura de problemas de distinto tipo (acné, psoriasis, dermatitis, celulitis, ezcemas, hemorroides, arrugas, verrugas…).
Gracias a sus propiedades, capaces contrarrestar la acción de las bacterias dérmicas; disolver los depósitos grasos que obstruyen los poros; destruir las células muertas, permitiendo su eliminación, y regular el pH en las tres capas de la piel (epidermis, dermis e hipodermis), el aloe actúa como un excelente protector y regenerador dérmico, ejerciendo sobre la piel una profunda acción bactericida, humectante, de limpieza y cicatrizante. Al mismo tiempo la acción de los nutrientes naturales, los minerales, las vitaminas, etc., estimulan la reproducción de nuevas células. En las plantas los principios activos se hallan siempre biológicamente equilibrados por la presencia de sustancias complementarias, que van a potenciarse entre si, de forma que en general no se acumulan en el organismo, y sus efectos indeseables están limitados.