Tomar sol, el castigo del verano para el género « Ultima de la fila

Llega octubre, noviembre, aletargando… diciembre…. Ponele! Indudablemente debemos descartar el can-can negro para la salida, que era el que no salvaba, y nos hacia quedar como perras divinas. Empezamos a asomar a la luz las gambas, que no solo son castigadas por la idea drástica de chuparnos mil y una hora al sol, que sino también acompañada de “arañitas”, celulitis, estrías en su defecto, lidiando que el vestido nos tape además que un poco del culo todos esos desastres que dios le regalo a la mujer el día que nos creo. Sin irnos al carajo con todas las mierdas que la ley de gravedad y tantas otras cosas castigan al género, vamos a ir por lo que hoy nos compete y tan rabiosa me pone. El sol! Si ese mismo. Que onda? Una no puede salir a lo blanco jabón en polvo a la vida, porque que pasa? Pasa que siempre algún mamerto nos caga la vida, comparándonos con la zorra que tenemos al lado que se tomo todo el sol. A ver flaco deberías entender que no es ¡si tomo sol!, no digo que le hagamos caso al mamerto, sino que en el fondo sabemos que el mamerto tenia razón, que somos patéticas blancas, nos queda como el orto, la moda del verano no nos acompaña, los colores pasteles, son lo peor, los oscuros mas, o a acaso te animas a un vestido fucsia con tu piel blanco jabón? No mientas, todos sabemos que no.
El solo hecho de arrancar tipo dos de la tarde, embadurnar todo nuestro cuerpo con aceites que nos hacen creer que van a hacer del castigo mas grande de calcinarnos al sol, algo mas saludable, divertido, y que nos va a dejar como carbones, eso es estresantes.
Sin dudas, las mas perjudicadas son las inconcientes que como no tienen patio con pileta deben cagarse la vida arriba de el cemento para al menos intentar ser como Anama Ferreira por los tres meses de verano.
Creo que las mujeres están castigadas con los detalles que dios no tuvo en cuenta como la depilación, tostarnos, la ley de gravedad, el gimnasio, las grasas trans. Cosas que no perjudican al hombre, y eso algo me enerva, pero sin irme al carajo, EL SOL, es nuestro enemigo de verano.
Hay que sacarse el sombrero por esas descerebradas que arriesgan sus vidas, tomando sol en las terrazas, cuando ya no diferenciamos entre una gota de sudor que cae por nuestras piernas y una llama de fuego, causante de los 80 grados que esta soportando nuestro cuerpo, no es soplar y hacer botellas están largas horas en el sol para que la micromini del sábado nos quede bien. No, es todo un esfuerzo, porque….
¿Qué pasa con el sexo masculino?, todavía no se si serán sus hormonas o la suerte que tienen desde el nacer, que estando un día en una pileta ya toman el color de Gary Colman. Por eso nosotras podemos darnos el tupé de mancharnos con cremas que nos mienten y nos dicen que nos van a broncear, podemos gastarnos sueldos enteros en camas solares, y creernos la mentira del sol pleno. Porque no es que nosotras queramos someternos a eso, el mundo se conspira para que así sea.


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