Se cuenta que en el siglo X a. C., la reina de Saba usaba zumo de aloe para cuidar su piel y cabellos, tan admirados por el rei Salomón.
Esta increíble planta, procedente del Noreste de África (concretamente de la isla de Socotra), se usó durante muchos años en medicina. Su savia contiene: glúcidos, minerales, vitaminas, ácidos orgánicos, encimas,… ideales para la proteger e hidratar el cabello y la piel. Actualmente, se continua investigando acerca de sus propiedades, utilizadas sobre todo en cosmética y preparados dietéticos.
El aloe vera es una planta con hojas jugosas adaptada muy bien a climas secos. Ésta cierra sus estomas y cualquier abertura para evitar perder líquido debido al calor seco del ambiente y sus espinas en los bordes de las hojas le sirven como protección. En dosis bajas (0.02 – 0.06 gr.) es un tónico digestivo y en altas dosis (0.2 – 0.5 gr) actúa como purgante. También, se ha demostrado un efecto antibacteriano importante al igual que una acción antiinflamatoria y cicatrizante muy destacable.
Usos frecuentes del aloe:
-champús y lociones para cabellos normales, secos, dañados o delicados
-geles emolientes para contornos de ojos
-body milks hidratantes
-productos solares (para antes y después del sol)
-productos de baños
-pintalabios y protectores labiales
-productos para el afeitado
-cremas de manos
-cremas regenerativas para pieles dañadas
-productos para bebés
…
Mitos del aloe:
En Indonesia, el aloe es llamado “lida bouaja” -lengua de cocodrilo- debido a las espinas que rodean sus hojas. En diversos países de África, hay la creencia que esta planta protege de los fantasmas; en Camerún particularmente, se coloca en el hogar para proteger a las mujeres ya que los hombres están trabajando en el campo; en México, se hacen garlandas que se cuelgan en las casas como decoración.
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